En la lucha político-social, hay una máxima revolucionaria que hoy muchos parecen no conocer. Con una mano negociar y con la otra golpear, sin perder de vista al enemigo y los aliados.
La tarde del marte pasado en la Cámara de Diputados, fue rechazado el veto aditivo, a través del cual, el Gobierno, insistía en la aprobación del proyecto de ley sobre reajuste salarial para los trabajadores del sector público. Una nueva derrota política para el gobierno, lo acordado el día lunes por los partidos políticos en la Moneda, dejo en evidencia la crisis de la Nueva Mayoría.
El acuerdo que anunciara el vocero de gobierno Marcelo Díaz, quedaba en letra muerta al ser rechazado el veto presidencial. El resultado final 44 votos a favor, 28 en contra y 37 abstenciones.
El PDC se jugo sus carta en la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, para la aprobación del proyecto enviado por el gobierno.
Los gremios agrupados en La Mesa del Sector Público, han definido la continuidad del paro nacional, , a fin de restablecer el diálogo con el Gobierno y fijar las condiciones para un nuevo proyecto de reajuste salarial. Los dirigentes han sido enfáticos en aseverar que el Ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, “ha dejado de ser un interlocutor válido” para dialogar. Su postura ha sido despótica y arrogante. Junto a negar la posibilidad de entregar un reajuste salarial coherente al encarecimiento de la canasta básica de subsistencia, el Ministro se exhibió displicente respecto a las repercusiones implicadas en la frustrada aprobación del reajuste gubernamental, pues mientras éste se tramitaba, hacía dibujos en una hoja de papel.
El gobierno ha justificado la negativa a destinar mayores recursos a los salarios de los trabajadores públicos, argumentando un supuesto ahorro fiscal, sin hacerse cargo de todo el dinero del erario fiscal entregado a empresas privadas injustificadamente, a cambio de supuestos servicios, en realidad usados como pretextos para lucrar.
Estos mismos funcionarios, ni siquiera insinúan el aumento de impuestos (o, su cobro) a las empresas que amasan cuantiosas utilidades con la expoliación de comunidades, a través de su explotación laboral y la extracción de productos destinados al comercio de materias primas.
El nuevo escenario requiere de cohesión entre los trabajadores y ejercer una mayor presión sobre el Gobierno, superando los antagonismos y dispuestas de poder en los sindicatos. Estas no son feudos de los partidos políticos, son los espacios de lucha y organización de los trabajadores.
Es necesario emprender un proceso de reorganización en el seno de los gremios, replanteándose sus métodos organizativos y de representatividad. Las demandas de los trabajadores, no puede continuar siendo usada por los operadores políticos. Bárbara Figueroa, Arturo Martínez, Raúl de la Puente forman parte de esa capta de dirigentes sindicales, que han atomizado y institucionalizado las organizaciones sindicales.
La clase política de manera más elocuente, expresa su desinterés por representar los intereses de la sociedad, ya ni siquiera se molesta en hacer gestos. Y, en este contexto, los trabajadores solo pueden confiar en la fuerza de sus propias acciones.
Para los ex presos políticos, sin una fuerza propia y unitaria, la realidad no es diferente. Los operadores políticos son parte de la realidad de algunas organizaciones.
La reunión con Mario Fernández no aporto nada nuevo, donde no hay indemnización alguna. Para cierto “dirigente” que se arroga la verdad, Braulio González quien ha faltado a la verdad, usando a los ex presos políticos, para posicionar su propio proyecto político. Pretende continuar “negociando”en forma aventura con un gobierno que nunca ha tenido la voluntad política, para reparar a los ex presos políticos…sin los factores cuantitativos de la unidad en la acción. Es engañar a quienes continúan esperando una reparación digna y no gestos simbólicos, que vulneran los Derechos Humanos.
En las próximas horas Bachelet tendría que anunciar, los cambios en el Gabinete…la salida de Fernández está dentro de las posibilidades. Ahora un nuevo ministro del Interior, no asegura un mejor escenario político.
EX PRESOS POLÍTICOS DE CHILE 